Hay lugares que te dejan una huella para siempre. Esto me sucedió con el espacio donde empecé a practicar Ashtanga en Madrid en el año 2008. Venía de practicar con otros profesores en Argentina y ya la rutina estaba bastante instalada en mi vida, sin embargo, recuerdo con verdadero impacto lo que sentía cuando entraba en casa de Borja en la calle Juanelo. Se percibía el silencio antes de entrar en la sala, para mí era muy mágico porque ese silencio anunciaba el efecto de «parar mi radio interna» que iba a tener la práctica. Dejábamos los zapatos fuera, en el mismo descansillo de la puerta de entrada a su casa, y ya en ese momento para mí era como desprenderme de algo, en ese momento empezaba mi «vaciamiento» mental, entraba en un lugar donde se respiraba sacralidad, donde nos entendíamos entre muchas personas, en una espacio no muy grande, con pocas palabras, había algo verdaderamente especial en ese lugar. Ese espacio me enseñó mucho de yoga, y agradeceré siempre a Borja el haberlo creado y abierto para nosotrxs.

Hace algunos años ya de aquella entrevista que le hice a Borja Romero para la revista Yoga Journal para la que empecé a colaborar con este artículo, fue el primero de muchos, poco a poco iré colgando las entrevistas y artículos que realicé entre los años 2017 y 2022. Muy agradecida también, por esta oportunidad de entrevistar a tantas maestras/os y personas interesantes del mundo del yoga, a la editora de la revista Miriam Llano que siempre confío en mi criterio.

Entrevista a Borja Romero