T. Krishnamacharya, padre del yoga moderno, decía que la práctica de Yoga ha de adaptarse a las necesidades e intereses de cada alumno/a. Para hacer esta correcta adaptación hacen falta dos cosas: conocimiento, tanto de lo que se enseña como de las necesidades específicas de la persona que va a practicar Yoga y, por otro lado, mucha creatividad, para adaptar las herramientas del Yoga hacia el objetivo que el practicante necesita y hacer llegar el material de forma inspiradora.
Os cuento desde mis conocimientos cómo puede ayudar el Yoga a una actividad como la escalada, y desde mi creatividad cómo trabajo para que los beneficios del Yoga cubran las necesidades de la escalada y veáis «más allá de los estiramientos» todo lo que puede aportar a esta actividad (nunca me gustó llamarlo deporte, por las mismas razones que no me refiero nunca al Yoga como deporte, porque el deporte implica competir y, aunque esto pueda ser sano, a veces se pierden otros objetivos más profundos que no tienen nada que ver con ganar, ni siquiera a una misma).
Propiocepción e interocepción
El trabajo consciente del cuerpo desarrolla la propiocepción y la interocepción. El sentido de la propiocepción desarrolla la habilidad de reconocer cómo estamos colocados en el espacio, esto en la escalada se traduce en una mejora de la eficacia a la hora de movernos en la pared. Sentir cómo estamos colocados, a través de la experiencia somática, nos ayuda a tener una mejor estratégia en el momento de movernos, intuir desde la inteligencia del cuerpo (y no solo de la cabeza) si necesitamos avanzar con pie, mano, hacia derecha, hacia izquierda… en resumen poder analizar mejor la situación de nuestro cuerpo en función de las posibilidades que encontramos en la pared, y pensar con todo el cuerpo para hacer el siguiente movimiento con la máxima economía. Por otro lado, la interocepción nos hace conscientes de lo que sucede en nuestro cuerpo por dentro, cómo está la temperatura del cuerpo, cómo es la frecuencia cardiaca, dónde siento molestías, toda esta información puede ayudarnos, e incluso salvarnos, de situaciones que puedan tener complicaciones posteriores. Si puedo reconocer las sensaciones de molestia con anterioridad podré evitar, por ejemplo, una lesión por sobrecarga o desgarro muscular por haber atendido a tiempo a la falta de relajación muscular. Si tomo consciencia de que alguna parte de mi cuerpo tiene la temperatura más baja podré poner remedio a una posible congelación, y si atiendo con suficiente tiempo la aceleración de la frecuencia cardiaca (subida de cortisol, la hormona del estrés) podré actuar con más calma ante situaciones de riesgo verdadero o calmar mi estado si la situación no tiene un riesgo real sino que es más bien un miedo psicológico.
Core fuerte, miembros libres.
En la escalada se tiende mucho a tirar de los brazos, una de las razones por las que no avanzamos con las piernas es el miedo pero también la falta de tono en general de la musculatura del tronco, por los hábitos de vida de nuestra cultura sedentaria. Desarrollar la musculatura del tronco, y esto implica despertarla, fortalecerla y estirarla, es la clave para poder liberar los miembros superiores y actuar con todo el cuerpo, para hacer un mejor reparto de fuerzas. Los ejercicios del Método abdominales sin riesgo con el que me formé tiene prácticas sencillas, en descarga (lo que evita riesgos para el suelo pélvico y la pared abdominal, que suelen verse afectados con los abdominales clásicos), esta mejora en la musculatura del tronco, que incluye abdominales, dorsales, psoas, suelo pélvico y glúteos, mejora el equilibrio, hace que no tiremos tanto y únicamente de la fuerza de los brazos y, por otro lado, la musculatura del psoas, que une tronco con piernas, facilita el uso de estas, haciendo su levantamiento más fácil (pues ya no solo se usa la musculatura de las mismas, sino también el psoas), las piernas se vuelven más ligeras y proactivas en el movimiento de avance. Además el psoas está muy relacionado con el estrés (que deriva del miedo como he mencionado antes). En situación de estrés este músculo se contrae para poder poner en funcionamiento las piernas (y salir corriendo ante situaciones de peligro), pero si no hay un peligro real, poder controlar la relajación y activación de esta musculatura ayudará a controlar mejor el miedo y también los movimientos en la pared, rebajar el estrés cuando no sea real y poder resolver mejor las situaciones en la pared.
Por último mencionaré que las posturas de yoga ayudan a “estirar” todas las partes del cuerpo. Y lo que hace que estos estiramientos sean diferentes y mucho más beneficiosos que los estiramientos clásicos son las aplicaciones de la respiración en el movimiento y en las posturas. Cuando inspiramos todas las células de nuestro cuerpo reciben oxígeno, también las que forman los tejidos de músculos y articulaciones, al movernos de forma consciente con la respiración y hacer ejercicios de respiración específicos que mejoran la circulación, y por tanto oxigenación de estos tejidos, hacemos mucho más que estirar, por suerte ya hay estudios científicos que constatan que lo que se hace en yoga no es “estirar” sino deslizar unos tejidos sobre otros (movimiento miofascial), lo que hace que éstos tejidos se lubriquen, y una buena lubricación de los tejidos es la mejor forma de prevenir las lesiones.
Si eres escaladora/o y te interesa practicar yoga para mejorar estos aspectos, o si tienes un rocodromo y quieres ofrecer clases de Yoga específicas para escaladores/as, puedes contactar conmigo lucyapassardi@gmail.com